10 abril 2012

Y sigue.


La vida no es sencilla, y lo digo ahora, como adolescente, al igual que lo diré en un futuro, siendo adulta. Creo que esta aclaración viene siendo precisa teniendo en cuenta que sólo soy una chica que ni siquiera alcanza la mayoría de edad y que, por lo tanto, todo lo que digo viene supuestamente deformado por la falta de experiencia y el desconocimiento absoluto que poseo sobre todo aquello que me rodea. Dicho esto, procedamos: 

En sí misma, la vida general está llena de injusticias, desequilibrios, sorpresas, secretos e intrigas. Una línea continúa que es marcada constantemente con los hechos que acontecen en ella y que pueden pasar inadvertidos a nuestros ojos, ya sea por ignorancia, desinterés o simplemente porque son secretos guardados bajo llaves demasiado inalcanzables para personas de a pie como tú y yo. 

En sí misma, la vida concreta, la mundana, la individual, es aún peor.  
Cuesta ponerse a reflexionar de la simpleza de algunos actos que tan poco importan a los millones de personas que somos, ya que para individuos concretos estos actos pueden ser decisivos a la hora de trazar el camino a seguir. Y cuesta aún más decidir qué actos son los que realmente van a resultar decisivos, sobretodo cuando hay opiniones que aseguran que lo mejor es pensar poco y dejarse llevar, mientras que otras aconsejan meditar, ser prudentes y precavidos. 

Sinceramente, escucho demasiadas voces, y todas ellas están muy lejos de ayudarme en esto. Y no es que no las agradezca. 

Sé que cada uno debe vivir su propia vida, sin dejar que otros intercedan en ella de forma excesiva, pero a la vez tengo claro que estas intervenciones son vitales para mí. Y llevo escuchando toda la vida que hay que seguir adelante, sin mirar atrás pero sin olvidar quién eres. Luchar por aquello que quieres sin renunciar a lo que te importa. 
Demonios, si es eso lo que tengo que hacer creo que voy francamente mal.

Envidio a la gente que es capaz de dar un paso hacia delante sin temer el poder tropezar. 
Ansío el poder de poder alzarme después de una caída una y otra vez, y sentirme tan fuerte como al principio. 
Desearía tener una pequeña idea de lo que hacer ahora. 

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