29 marzo 2010

Necrania V.

Su curiosidad se sintió sadisfecha cuando llegó al salón principal. Allí lo vio, en pie, junto a la ventana, con los ojos verdes perdidos en algún lugar del horizonte. Ella se había imaginado más o menos su aspecto conforme habia encontrado la decoración de la casa, pero aquello superaba sus expectativas.
A pesar que allí no hacia calor precisamente, Dirk llevaba una fina camiseta de tirantes, que dejaba al descubierto varios tatuajes. Algunos de ellos ya los conocía, habían estado allí desde hacia más de cien años, pero otros, sin embargo, se los había echo después de que se separaran, tanto tiempo atrás, como aquel de una extraña mariposa que tenía en la parte baja de la cadera, visible debido a lo bajo que llevaba los pantalones oscuros, que parecía que se le caerían en cualquier momento, a pesar del aparatoso cinturón.
Vio que también llevaba varios piercings, uno en el labio y otro en la ceja.
Este último quedaba prácticamente cubierto por la greña de pelo oscuro que le caía por la cara, y que se convertía en roja un poco más abajo, casi en las puntas.
Frunció el ceño. Jamás se lo hubiese imaginado así. Él era tan serio… sobretodo con el aspecto. Siempre había llevado los ropajes adecuados para las batallas, y nunca había llevado una prenda arrugada. Y mucho menos había mostrado de su cuerpo más de lo que cualquier otro guerrero respetable había tenido que mostrar.
Sus pensamientos se bloquearon cuando vio a una figura familiar sentada en una mesa, un poco más allá. Su mirada fue correspondida con un flechazo esmeralda. Se acercó hasta ella, y obtuvo su segundo encuentro emotivo, que acabó, como el primero, con un abrazo.
-Lay... has estado haciendo locuras? Biel te ha escuchado gritar como una loca mientras que venias hacia acá-rió.
-Oh, Weise tiene razón-confirmó ella-te llevo escuchando un buen rato. Antes eras más sigilosa.
-Antes no tenía a Vinnig.
-Vinnig?-Weise levantó una ceja.
-Mi moto, por supuesto-dijo, poniendo los brazos en jarras, como si aquello fuese la cosa más obvia del mundo.
-Que clase de persona le pone nombre a una moto?-sonó una voz a sus espaldas.
Lay se giró y descubrió a Tier, que acababa de volver de la cocina con un bocadillo y unas latas de cerveza.
Mientras le arrojaba una a Dirk, que la agarró en el aire sin siquiera mirar y este la abría con un suspiro, Lay le hizo un análisis físico. Seguía igual de fibroso que hacia setenta años, seguramente no había engordado ni un solo gramo. Pero si había cosas que habían cambiado, como aquellas rastas oscuras que le caían hasta prácticamente la cintura. Llevaba puesto un chándal rojo, seguramente un par de tallas más grande de lo que le correspondía. Al ver de nuevo aquellos ojos castaños, notó algo en su interior.
Era una sensación extraña, ni buena ni mala, simplemente algo que le advertía sobre otro algo. Como una alarma interna que comenzó a sonar sin motivo aparente.
-Pues…-decidió contestar, al fin- la clase de persona que soy yo.
-Buena respuesta-opinó Biel, con una sonrisa, mientras tomaba asiento con Weise a su izquierda, y Dought a su derecha.
Exactamente igual sentados que en los viejos tiempos, en esa misma mesa, ahora mucho mejor restaurada que entonces. Buscó su lugar, o el que lo había sido, con la mirada.
Aquella era una mesa muy extraña y especial. Tenía forma de octógono, pero dos de sus lados, que justo quedaban uno enfrente del otro, eran un poco más largos, con espacio para dos sillas en vez de una. Uno de estos espacios quedaba ya ocupado por Biel y Dought, el individual a la izquierda de Biel correspondía a Weise, el de su lado a Stark, después Givia, Tear, Dirk, Ireth, el suyo propio y, junto a Dought… el lugar de Conor.
Sintió un escalofrío en pensar en él. Había sido muy importante en su vida, en la vida de todos. Era el segundo más mayor de todos, y por ello lo veían como una especie de hermano mayor, como uno de los más fuertes, el más comprensivo. Una de esas personas que esperas que siempre estarán ahí, como lo han estado siempre, y ahora…
No pudo evitar mirar a Dirk, que seguía mirando por la ventana, mientras apuraba la cerveza. Si… Conor había sido muy importante para todos, y haberlo perdido era posiblemente una de las cosas más dolorosas que habían tenido que soportar… pero para Dirk…

5 comentarios:

  1. Today it is short, I'm sorry u_u

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  2. soy tu fan numero one, ya lo sabes :)
    a la espera de mas
    dudo mucho me que canse algun dia de como escribes

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  4. Sí, cortito pero lindo :3.

    ¿Cuándo más?

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